sábado, 12 de julio de 2008

REBOLLEDO: SEDIENTA POESÍA ERÓTICA

Mario Vargas Llosa escribió que
"Sin la literatura no existiría el erotismo. El amor y el placer serían más pobres, carecerían de delicadeza y exquisitez, de la intensidad que alcanzan educados y azuzados por la sensibilidad y las fantasías literarias[1]"

Por ello la gente que lee ama; tal vez ama igual, en el sentido básico de la palabra, pero el que se deja llevar por la magia de las letras recibe y da más. Goza al otro como un ser múltiple y se auto-revalora como amante.
En la literatura como en la vida el amor es dulce y perfecto, pues no permite errores ni complacencias: es el amante y la amada, uno por el otro. En cambio, el placer es violento pues se basa en la lucha uno contra otro, en la encabritada fricción producida por un asesinato sangriento o por un canibalismo metafórico. El hombre que se refugia en el placer es un ser que embarga un egoísmo puro y que lo lleva a asesinar cada vez que puede a su pareja, hasta que un repentino orgasmo lo libera y lo vuelve dócil y manso; en ese momento está listo para amar. Cuando ama busca el placer y se convierte en un ser dual que no puede vivir sin una parte y sin la otra, para ello crea el erotismo, donde se juntan los gritos y los susurros que anidan en el fondo del ser y fluyen lentamente mientras el cuerpo es recorrido.
"Un cuerpo que se escamotea a la materialidad aunque parta de ella, o mejor, es un cuerpo que se recrea o un cuerpo sobre el que se construye la poesía[2]"

La poesía es dadora de placer y el cuerpo es receptor inmaculado de lenguaje. El poeta es amante y amado a la vez.
Efrén Rebolledo (1877-1929) escribe cuando los demás callan. Habla de amores eróticos, nombra pasiones sin nombre, y restituye la sexualidad poética que en México se ocultaba tras el puritanismo y la “decencia” obligada por Carmen Romero y los cientísicos o los poetas post-revolucionarios. Rebolledo lucha contra la estrechez mexicana, importa propuestas exóticas, ya sean producto de sus lecturas europeas, principalmente francesa, o de los años que residió en el extranjero, sobretodo Japón, por su carrera diplomática; Rebolledo crea una poética firme y propositiva, que ha permanecido oculta para la historia literaria, pues aunque Nervo haya dicho esto, Rebolledo es un desconocido.
"Yo le llamaría más bien alto artífice que alto poeta. Fríamente cincela, pule, labra, disloca, ductiliza y engarza. Conoce muchos hondos secretos del ritmo y de la rima. El verso es su esclavo [...][3]"

Efrén Rebolledo cultivó la poesía, transformaba el lenguaje para crear imágenes potentes, como se muestran en el poemario Caro Victrix, que significa “carne victoriosa”, atinado título para resumir el amor por la carne y la victoria de la poesía. Lo que rompe con la idea simplista de Bataille[4] y logra un poemario preciso y precioso, donde la excitación y el deleite se conjugan, pues como dijo Villaurrutia
"los doce poemas de Caro victrix son lo más intensos y, hasta ahora, los mejores poemas de amor sexual de la poesía mexicana.[5]"

Con este poemario singular, Rebolledo reinó como el poeta erótico de las letras mexicanas. Ahora tenemos a Paz, Sabines, Francisco Hernández y muchos más que emulan la frase de Octavio Paz “Amor sin erotismo no es amor y erotismo sin sexo es impensable e imposible”. El erotismo poético mexicano está de moda. Pero Don Efrén fue el primero y con Caro Victrix muestra la pulcritud de su lenguaje, las imágenes revueltas, el ritmo y la rima precisa, casi matemática; demuestra que es un artífice que fue más allá de las corrientes parnasianas y modernistas que lo impulsaron y se aleja de la idea de cisnes o claros de luna para tomar elementos fuertes, como rosas encendidas, vampiros, serpientes, despojos carnívoros, genitales lubricados, erecciones escondidas, mujeres amándose sin invitar al poeta, lectores erotizados por la soledad.
En Caro Victrix cada paso del erotismo se plasma en los doce sonetos, desde el momento que las caricias comienzan hasta que lánguido espera el momento previo a la pérdida orgásmica del ser, como se ve en el poema “Posesión”
Y dócil, mustia, como débil hoja
que gime cuando pasa el torbellino,
gemiste de delicia y congoja
la muerte vampiresca.

Rebolledo refleja el erotismo despojado de los sentimientos amorosos. Y la carne victoriosa no permite contemplaciones sino fricciones, agresiones poco amorosas donde el respeto es por el cuerpo no por la esencia de la persona, como se manejaba en el siglo XIX. Y mientras los labios conjugan, las palabras van erizando la piel, recreando ideas erógenas. El erotismo es el asesinato amoroso. En las primeras dos décadas del siglo XX hablar de asesinatos amorosos era pecaminoso; hablar del erotismo en las relaciones homosexuales, debía ser una perversión. Por ello “El beso de Safo” adquiere un valor revolucionario, que se conjuga con el estético. Desde el inicio, el poeta nos confirma que las mujeres se funden, se vuelven dos, manifiesto que antes sólo era aplicado para la pareja heterosexual.

EL BESO DE SAFO
Más pulidos que el mármol transparente,
más blanco que los blancos vellocinos,
se anudan los dos cuerpos femeninos
en un grupo escultórico y ardiente.

Ancas de cebra, escorzos de serpiente,
combas rotundas, senos colombinos,
una lumbre los labios purpurinos,
y las dos cabelleras un torrente.

En el vivo combate, los pezones
que se embisten, parecen dos pitones
trabados en eróticas pendencias,

y en medio de los muslos enlazados,
dos rosas de capullos inviolados
destilan y confunden sus esencias.

Después de fundirse la batalla, las mujeres se vuelven animales (cebras, serpientes) encendidos con “una lumbre los labios purpurinos / y las dos cabelleras un torrente”. Y comienzan a luchar por el orgasmo, hasta confundir sus esencias. Las palabras que utiliza en este poema Reboledo son acertadas y certeras. Un combate amoroso es el sexo y Efrén los recita sin tapujos, un gran acierto. La victoria siempre será de la carne.

Bibliografía
Rebolledo, Efrén, Caro victrix, en Antología del modernismo, prol. y selec. José Emilio Pacheco, Era-UNAM, México, 1999.
Alligheri, Dante, La Divina Comedia. M. E. Editores, Madrid, 1995
Bataille, Georges, Lo imposible, Premia- La nave de los locos, México, 1980.
---, El erotismo, Tusquets, Barcelona, 1998.
Lawrence, D.H., Sexo y literatura, México, Fontamara, 1999.
Sade: moral del libertino, en La tempestad, núm 18, mayo-junio 2001
Seres, Guillermo, La transformación de los amantes. Crítica, Barcelona, 1996
Vargas Llosa, Mario, Un mundo sin novelas, en Letras libres, núm 22, México, 2000.
[1] Vargas Llosa, Un mundo sin novelas, p. 40
4 Glantz, Poesía y erotismo, p. 8
[3] Nervo, citado en Antología del modernismo.., p. 290
[4] “Resulta singular venir a mostrar que la actividad sexual, rebajada habitualmente al rango de carne comestible, tiene el mismo privilegio que la poesía. Es cierto que la poesía, hoy en día, quiere ser provocativa y tiende al escándalo siempre que puede”. Bataille, El erotismo, p. 159
[5] Villaurrutia, Prólogo a poesías escogidas de ., p. 14
[6] Seres, La transformación de los amantes, p. 139
[7] Lawrence, D.H., Sexo y literatura, p. 52

No hay comentarios: