lunes, 5 de octubre de 2015

Una gran noticia para la memorabilia

Se acaban de publicar las más de 8 mil fotografías de las misiones apolo que llevaron al hombre a la luna entre 1969 y 1972.
Están publicadas en el sitio web The Project Apollo Archiveiniciativa de un aficionado estadounidense, Kipp Teague, que desde 1999 ha conseguido las fotografías a través de la NASA. Las imágenes se pueden consultar en su cuenta de Flickr
Las fotos fueron tomadas por los astronautas con sus cámaras Hasselblad, en la luna instaladas en el pecho. También se incluyen imágenes del vuelo.
Una gran noticia para todos los amantes del viaje espacial y una fuente de imágenes que usaré en mi neotipo. Se agradece la aportación de Teague.

Diario de escritura (Imposibilidad o postergación)

Tengo 34 años y muy poco trabajo literario creado por mi. Eso no significa que no haya trabajado incansable en ello durante años, sino que hice demasiado juego de sombras, como en el boxeo, y muy poca disciplina. Leí, investigué, talleree, borré miles de páginas, o almacené, no es exageración, y me alejé del proceso creativo para no desaparecerme de la vida común, ordinaria.
El gran problema que siempre tuve con la escritura es que todo los libros que leía y todos los autores clásicos recomendaban escribir para alejarse de la vida, no como evasión solamente sino como enfrentamiento; no vivir la vida al máximo sino vivirla a partir de la escritura; y siempre he querido vivir la vida, disfrutarla.
Nunca supe hacerlo bien, bueno, el nunca representa una década perdida, que no es poco, y significa que si en la literatura no encuentro la carencia de vivir la realidad sino de trascenderla, de lograr lo que esta existencia nos impide, no supe hacerlo en totalidad, de forma óptima.
Esto que sonará a una perogrullada cuando lees, algo lógico, es fundamental cuando escribes, porque cuando escribes estás dejando de vivir para crear otra realidad que otros la puedan habitar de una forma veloz, es decir, si te tardas tres semanas en leer un libro, el autor se tardó cuatro años en construirlo. En ese momento, esas tres semanas son tan veloces y fructíferas pues mientras lees habitas otra realidad de una forma plácida y divertida, sin dejar de lado la propia; en cambio, cuando escribes y te enfrentas constantemente a la recreación de la realidad, para ello abandonas placeres de la vida diaria, y encaras a tus demonios profundos.
Por ello, para mi, los escritores son ejemplo de sacrificios, no de mártires; otro ejemplo de sacrificio son los atletas, la diferencia es que a él lo idolatran en su juventud y al escritor, si le va bien, lo celebran en su vejez, sino es que en su muerte; al artista en general. siempre hay casos que se salen de la media, excepciones que no confirman la regla sino que dan esperanza de que esa regla se puede romper.
Ahora, ya con diez años de vivir la vida al máximo, y con un proyecto detrás que me apasiona, y del que llevo un año de camino, he decidido enfocarme en la escritura.
Si García Márquez tiene razón y la vida es vivir para contarla, para poder recrear una realidad más divertida que esta hay que disfrutarla, en grande. Espero plasmar la euforia que he obtenido en estos años y que los lectores se aprisionen de ella, de una forma fructífera y placentera.

Diario de escritura (conformación de la trama)

Diario de escritura, Propulsión de vuelo (o como termine llamándose mi primer neotipo)

Si no tuvieras miedo a las consecuencias, ¿qué te gustaría hacer en tu vida? Un sueño o un deseo que la realidad no te podrá ofrecer. Eso es lo que uno busca cuando incursiona en la narrativa, ya sean novelas, películas o videojuegos. Si se logra la inmersión, durante un breve periodo tenemos la certeza de que acabamos de vivir una experiencia alterna.
Ahora, ¿qué pasaría si pudiéramos manipular a nuestra mente de tal forma que ella creyera que sí ocurrieron las cosas y esa noción ficcional mutara en recuerdo? Hace un año y medio empecé a pensar de qué forma se podía concretar este planteamiento. La respuesta era un poco más obvia de lo que yo esperaba, no por ello más sencilla: por medio de narrativas digitales.
Desde hace tiempo trabajo en este proyecto de narrativa digital. Busco crear una novela hiperdigital que cumpla con las características y virtudes del género y, a la par, maximice las herramientas narrativas con las que permite contar el soporte digital. La novela hiperdigital, o neotipo, es una narración que busca que el lector experimente una vinculación radical de la realidad y la ficción por medio de estrategias, que más abajo describo, narrativas y multimediales. En este caso, la experiencia que quiero generar es la del viaje a la luna.
Como los avances de soporte son tan sencillos -no se necesitan altos grados de programación para poder crear una vinculación multimedia/transmedial y que el lector atraviese diferentes plataformas para convertirse en usuario[1]- el principal reto está en las decisiones narrativas, estructurales y de estilo, así como en su concreción. Los libros digitales que incluyen multimedia y decisión de los lectores conllevan una estrategia con más de 30 años, lo importante es vincular la realidad del usuario con la ficción digital por medio del texto escrito y la apropiación digital a partir del internet 3.0, o de las cosas. Por ello, solicito el apoyo en el género de novela y no de multimedia.
¿Por qué el viaje a la luna? Detrás de una trama siempre hay un motivo.
El tema ya lo había definido, mucho antes. La razón por delimitar esta idea no es el éxito de las películas espaciales ni la proyección de ir a Marte, sino dos elementos más importantes para mí. En primer lugar, busco generar una experiencia en el lector que sea imposible de obtener en la realidad vivencial. Lamentablemente nacimos cuatro décadas después de que el último hombre fue a la luna y faltan muchos años para el turismo espacial. En segundo plano, desde niño, mi sueño era ser astronauta.
Sobre este tema, ideé un relato de 50 cuartillas con el título de “Estudios para un cuento de ciencia ficción /ó/ 28 formas de observar una luna rusa”. El argumento versaba sobre el viaje a la luna y un apocalipsis nuclear. Al terminarlo, me di cuenta de que la historia desbordaba el relato; era un tema para un novela.
Escribir una novela verosímil sobre el viaje espacial conlleva reglas diferentes, o al menos de esa forma justifiqué dos viajes que hice, uno al Centro Espacial Kennedy, en Orlando, el lugar del que despegaban los cohetes rumbo al espacio, y uno más a White Sands, en Nuevo México, un desierto espectacular donde probaban los cohetes y llevaban a los astronautas a caminar sobre las dunas blancas para que se adaptaran al paisaje lunar. Además, completé la investigación sobre el viaje a la luna, el programa apollo, el proyecto soviético y decidí seguir el entrenamiento de un astronauta.