sábado, 28 de junio de 2008

LIBRO-PRODUCTO ¿ROMANTICISMO VS NEGOCIO?

Tanto en Los demasiados libros de Gabriel Zaid, como en La industria del libro de Jason Epstein y Editar la vida de Michael Korda, una constante ha sido el amor a los libros no con un fin lucrativo sino con el deseo de transmitir el conocimiento humano y el gusto por el objeto de una forma fetichista más que materialista. Pero qué ocurre cuando se ve el negocio de los libros como un negocio, al igual que una maquiladora, una tienda de videojuegos o una carnicería donde el producto debe cumplir con las leyes del mercado: conocer el mercado, conocer el producto y crear una necesidad de tu producto. ¿Qué ocurre cuando el amor no es hacia los libros sino hacia los dividendos? Se edita para ganar, como lo aclara Thomas Woll. Aunque el medio editorial es un negocio barato en comparación de la televisión, el cine y otras industrias basadas en el hedonismo, como aclara Korda, los riegos son altos y los porcentajes de ganancia bajos. Ello conlleva a grandes “pérdidas” si no se duplican o triplican los ingresos, como ocurre en muchas empresas; Andre Schiffrin se refiere bien a este fenómeno y los cambios entre ganancias entre cuatro y ocho por ciento; mientras los dueños de RCA buscaban una utilidad tan grande que desplomaron la calidad en torno a la búsqueda constante de best sellers; “mejores vendidos” debe de ser la palabra que más utiliza Korda en sus memorias y demuestra esta búsqueda insana por romper récord en ventas. Porque los verdaderos “hitazos” como Harry Potter o El código Da Vinci se dan cada cinco o seis años y se tardan menos tiempo en olvidar que en aparecer.

Pero si algo se comparte con Woll es su deseo de tener éxito o al menos no fracasar en el intento, porque números negros significan más libros; la calidad ya depende del editor. Para llegar a ser exitoso, como todos los ejemplares que pendulan entre manuales y libros de autoayuda, ofrece fórmulas básicas que me sorprendieron pero su utilidad puede resultar indiscutible. Entre los esquemas que maneja está la separación laboral en cargos con un orden cuasi militar o la forma de emprender una publicación, donde contrario a lo que muchas editoriales independientes piensan, se debe de planear con tres años de anticipación y lo más importante ser regulares en la publicación, no importa si son 2 o 56 libros al año, lo más importante, dice Woll, es cumplir una responsabilidad con el cliente o con el lector, que aun es lo mismo suena mejor. Porque aunque se cumplan las leyes del mercado, la industria del libro aún mantiene elementos artesanos que llevan a hacer esto por “amor al arte” no al dinero. Aún así, los consejos, tablas, y procesos que maneja Woll, desde un cuestionario para que el autor describa la pertinencia de su obra y cómo manejar a una agente y los derechos, hasta la producción bajo demanda y la distribución en clubes de lectores (que en México nunca ha funcionado) hasta la publicidad; los puntos de Woll son excelentes mecanismos para aplicar sin necesidad de convertirte en una zapatería y sin tener que tropezarse en todos los escalones que él y sus predecesores como Epstein.

Woll maneja un enfoque diferente al de los libros que leímos antes, por ello crea brecha entre la edición de libros como un elemento romántico o como un negocio lucrativo. Pero es una excelente guía para aplicar y si se puede ganar editando aunque no editando para ganar dinero.

Bibliografía:

Woll, Thomas, Editar para ganar: estrategias de mercadotecnia editorial, Libros sobre libros-FCE, México, 2004.

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