miércoles, 20 de mayo de 2015

VIDEO: En cámara rápida, vista de la tierra con alternancia de día y noche. (Metraje de la Estación Espacial Internacional).
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Estás a punto de empezar a leer el neotipo® de David Núñez, Propulsión de vuelo. Emociónate. Como uno siempre se ilusiona cuando empieza algo, cuando todas las oportunidades son posibles. Esperas que sea divertido, si se puede que no sea efímero y tampoco demasiado denso, que te atrape.
Se funde a negros.
Sobre negros:
PROPULSIÓN DE VUELO
David Núñez Ruiz
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Bastan dos espejos opuestos para formar un laberinto, Jorge Luis Borges

El autor sólo escribe la mitad del libro, de la otra mitad debe ocuparse el lector, Joseph Conrad.

PANTALLA BLANCA:
Si no tuvieras miedo a las consecuencias, ¿qué te gustaría hacer en tu vida?
            Piensa. Todas las opciones son válidas. ¿Te gustaría caminar por la luna? ¿Te aventarías de un avión y caer a 250 kilómetros por hora hasta que el paracaídas se despliegue? ¿Nadarías con tiburones, para tener a pocos metros de ti ese coloso, consciente de que si abre la boca lo suficiente te puede tragar o tal vez probarías drogas que te sumerjan en mundos terroríficos de tu imaginación? Sin secuelas probables, ¿con quién tendrías sexo o a quién lastimarías? ¿Viajarías sin destino, materializarías una idea que sólo en ti existe, le dirías a esa mujer de la que siempre estás enamorado que la amas, sin importar su respuesta? ¿Qué te gustaría hacer si no tuvieras miedo a las consecuencias? 
            La vida es sencilla: naces –mueres. Lo que ocurre entre esas fechas aleatorias, depende de ti. Aunque no quieres adelantar tu muerte, la existencia es demasiado corta para vivir con miedo. Date cuenta de que esta es la única vida que tienes. Podrás creer que hay algo más allá, pero no lo sabes con certeza. No tienes recuerdos previos a que adquirieras lenguaje; nadie sabe qué empieza cuando mueres. Esta vida es la única que tienes y dejas que el tiempo se escabulla, que las horas transiten lo más rápido posible, como si la vida fuera un estorbo para llegar a algún lugar.
Piensa en todo lo que hiciste ayer. Las últimas 24 horas se desvanecieron tan rápido que te sorprende que no recuerdes mayores detalles. En parte es comprensible, te das cuenta de que estás aburrido. No sólo en este momento, sino en general. Esperabas que la vida fuera más divertida, más emocionante, menos predecible, pero no. Otro día más transcurre frente a tus ojos, en el que no ha pasado nada memorable. Y eso te parece devastador. Más bien, cotidiano. Últimamente los días son menos especiales. Recuerda cuando eras un niño, que cada día encontrabas algo que te maravillaba, te parecía divertido o espeluznante, y eran extrañas las jornadas en las que no ocurría algo que fuera digno de contar. En la adolescencia todo cambió, los días se empezaron a parecer cada vez más, pero aún así, cada mes, o cada semana, te enamorabas de una mujer diferente, hacías un amigo o te maravillabas con algún dato nuevo, desde algún jugador famoso, que no habías examinado, hasta alguna función del cuerpo ajeno que aún desconocías.
Piensa, ¿si tuvieras 24 horas más cómo te gustaría utilizarlas?
Un día es muy poco tiempo, un parpadeo. Hemos escuchado miles de veces esa frase como si fuera un lugar común, pero es literal, es aún más rápido. Los científicos estipulan que parpadeamos alrededor de 15 veces por minuto, por lo que en 16 horas, en promedio el tiempo que estamos despiertos, cerramos y abrimos los párpados unas 14,400 veces, en un solo día. Tú naciste el (el usuario anota su fecha de nacimiento. Ejemplo: 16 de abril de 1981), ello significa que has vivido 13,040 días (resultado que cambia de acuerdo a la fecha de lectura), es decir que falta poco para que una jornada represente en tu línea de tiempo lo mismo que un parpadeo; el doble si rebasas el promedio de vida. Ves, el tiempo transcurre con celeridad; o lento.
VIDEO (20 segundos, con una estética hipercolorida):
Un ojo parpadea, se cierra. Es de día, una procesión fúnebre atraviesa una carretera desierta. Una mujer grita, puje. Un babé nace, ensangrentado, lo carga una enfermera, de blanco. Una mujer de blanco camina por una escalinata, el velo levita con el aire. Un hombre toma una foto con un celular. Un obrero, con máscara, afila metal en un torno, salen chispas. La fresa de un cigarro de consume. Las manos de una pareja se entrelazan sobre la sábana, la espalda de ella se arquea. Un libro se abre, por la mitad, las hojas se desplazan con el aire. Se cierra el libro de tapas negras, sobre la portada se lee: “Propulsión de vuelo”. La Estación espacial orbita la tierra.
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Si un día es un parpadeo, veinticuatro horas son mucho tiempo. Cada 24 horas mueren 51,600 personas en todo el mundo, nacen más de 360 mil niños, hay 100,000 divorcios y 115,000 bodas, se producen 195 mil bicicletas y se venden 4 millones doscientos mil celulares nuevos y se pierden 11,430 hectáreas de bosque, tu cuerpo reemplaza 50,000 células, se fuman 15 mil millones de cigarros, 119 millones de personas tienen sexo cada día, se publican dos mil quinientos treinta y tres libros y los astronautas que habitan la Estación Espacial Internacional orbitan 15 veces la tierra. En sólo 24 horas, 1440 minutos, 864,000 segundos, pasan muchas cosas.

PANTALLA BLANCA:

Recapitula lo que hiciste ayer. Te bañaste, revisaste tus redes sociales, trabajaste, viste la televisión, mandaste correos y mensajes, comiste, fuiste a correr, leíste un libro, tuviste sexo, ayudaste a un desconocido a que su vida cambiara, descubriste algo innovador, ¿qué hiciste en las últimas 24 horas?


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